Las sociedades cambian constantemente. El cambio puede ser lento y natural y no produce ni violencia ni asombro. Simplemente se da y, por su ritmo, permite a los individuos, grupos e instituciones adaptarse adecuadamente de forma natural y pausada.
Pero en la vida de las sociedades humanas, en general y en particular, ha habido momentos críticos producidos por cambios violentos, por su esencia y por el tiempo, que implican para sus miembros la necesidad de una adaptación más difícil y rápida.
Ejemplo de esto es el desarrollo exponencial tecnológico que trajo consigo el florecimiento de la tecnología informática y las políticas del libre comercio o hasta el liberalismo del siglo XIX.
¿Y qué tiene que ver esto con los recursos humanos?
Lo importante de esta afirmación para las personas que nos dedicamos a las personas, es hacer conciencia que la sociedad mexicana (y otras en el mundo) está sufriendo desde hace algunos años una crisis de cambio. Las razones son muchas, algunas son causa, otras sólo consecuencias, pero todas conmueven los elementos que forman la totalidad de lo que somos y cómo nos relacionamos.
En México estamos a punto de cambiar de gobierno. Éste es un cambio rápido y quizás violento en algunos casos. De cualquier manera, la llegada de un gobierno diferente va a provocar consecuencias críticas (“el día después”); las relaciones entre los actores sociales se van a modificar. Los que no queden en el poder provocarán alguna violencia entre los que queden y se esperan cambios radicales en las políticas de gobierno.
Hay que trabajar junto con el cambio
El problema más importante de un cambio social es el control del mismo cambio. No para reprimirlo, porque eso es imposible, sino para prever las consecuencias negativas de la crisis. Creemos que uno de esos cambios es el fortalecimiento y la mayor independencia de los sindicatos y agrupaciones de trabajadores, incluyendo el empoderamiento real o fantasioso:
Algunos no han proveído de suficiente liderazgo entre sus afiliados;
A otros no se les reconoce por su objeto social de defensa de sus miembros;
En muchos casos ni siquiera son reconocidos como existentes.
Si nuestra percepción es cierta, en cualquier caso, el cambio social modificará la relación del sindicato con la empresa para aumentar su influencia entre sus trabajadores.
En cualquier caso:
Ante la llegada de un gobierno diferente, quizás los cambios vendrán por el sindicalismo porque es la manera más fácil de cambiar el mundo del trabajo ya que sería más difícil cambiar leyes e instituciones. La experiencia de AMLO es el sindicalismo, e inició en PEMEX en ese rol.
Aun cuando no se hiciera a través del sindicalismo, necesariamente se tendrá que atender precisamente el mundo laboral, como defensa y para aumentar su base dura.
En tiempos inciertos, fortalecer el liderazgo empresarial
Quizás se vuelvan a fortalecer las grandes centrales o se ayude a crear sindicatos libres. Algunas de las preguntas que nos hacemos pensando en los jefes de las empresas, especialmente los que están más cerca de los empleados y obreros son:
¿Tenemos en la empresa líderes organizacionales lo suficientemente preparados para equilibrar el posible cambio en la relación sindical?
¿Estamos listos para recibir la posible sindicalización o exagerada sindicalización de nuestra empresa?
¿Los líderes empresariales (los gerentes y los jefes) conocen la situación social que se avecina, sus causas y sus soluciones de acuerdo con los valores de su empresa?
¿Se contempla el peligro de que un vacío de liderazgo interno traiga consigo la afiliación emocional al liderazgo externo?
Éstas son algunas cuestiones que nos animan a organizar programas de liderazgo más duro que lo tradicional. Por eso queremos la opinión de quienes están a cargo de las personas y sus relaciones en las empresas.