La capacitación no debe estar en aislamiento
Haz memoria y trae a tu mente aquello que, como parte de una organización, te preocupaba hace un año.
Con certeza, lo que viene a tu cabeza son sólo preguntas: ¿cuánto tiempo durará esto? ¿Cómo nos vamos a organizar? ¿Todos contarán con los medios para mantenerse en contacto? ¿En verdad lograremos entendernos a distancia?
Todas esas incógnitas hoy han sido (más o menos) superadas. Bien o mal has logrado implementar un sistema que les permite, a ti y a tu equipo, seguir operando. Aunque muchos todavía nos olvidamos de activar el micrófono o la cámara para escucharnos y vernos, podemos decir que ese primer golpe que nos colocó la tecnología ya quedó atrás. Aun cuando cada día seguimos descubriendo nuevas herramientas y novedosas aplicaciones que nos van haciendo más fácil la vida, poco a poco enfrentamos con menos temor los embates tecnológicos.
Sin embargo, ante esta nueva realidad las cuestiones tecnológicas no son lo único que debemos aprender o perfeccionar. Muchas veces descuidamos lo importante por atender lo urgente, y aunque ésa haya sido tu reacción ante la pandemia, ha llegado el momento de volver la vista a otra necesidad que día con día también se está volviendo urgente. Hablamos del desarrollo de nuevas habilidades (soft skills) entre quienes encabezan equipos de trabajo.
Las necesidades de capacitación cambian
Hace algunos años, cuando la globalización se hizo evidente, se decía que para que las naciones pudieran insertarse con éxito en ese mundo sin fronteras, uno de los primeros pasos que debían dar era el fortalecimiento de sus raíces. Hoy a nivel individual ocurre lo mismo; el descubrimiento, desarrollo, perfeccionamiento o adaptación de las habilidades que per se tiene cada persona, se debe fortalecer a través de la capacitación.
Ante la realidad que vivimos, capacitar para adquirir nuevas habilidades no es preparación para el futuro, es detonar las nuevas formas de interacción que demanda un mundo diferente. De ahí que la capacitación de nuestros días debe estar diseñada de manera clara y precisa pero también muy motivante para que lo aprendido pueda ser implementado de inmediato. ¡Ah! y no te olvides que para impartir cualquier curso, taller o programa cuentas con la tecnología necesaria para llegar a quien tienes que llegar.
Piensa que la capacitación más redituable es la que resulta útil y oportuna tanto para tu organización como para quien la recibe. Por eso, es el momento de que enfoques tus esfuerzos en dar a tus colaboradores bases y herramientas que les permitan llevar a la práctica, entre otras, habilidades como: adaptación al cambio, comunicación eficaz, autoliderazgo, creatividad y aprendizaje continuo.
